10 de mayo de 2018

Con pasión e ilusión se puede

Crónica de la tarde y noche del sábado 14 de abril en el  37K Fest celebrado en Salamanca 
Crónica y fotos: Sergio Rodríguez Corral

El que diga que 'la escena' se muere poco a poco y que no hay relevo, se nota que no se dio una vuelta el pasado 14 de abril por la sala B del CAEM  en Salamanca. Se celebraba una nueva edición del 37K Fest, un festival que, creciendo poco a poco, nos va dando una muestra del increíble potencial que tienen muchas de las bandas de Salamanca y alrededores. En concreto en esta edición, los asistentes pudieron dar buena cuenta de ello y deleitarse con los grupos que hicieron posible una noche tan especial para la música salmantina y nacional de la escena.


En torno a las 18 horas, comenzaba la fiesta y lo hacía con la actuación de la agrupación Corchea Crew, procedente de Ciudad Rodrigo. A base de graves bastante potentes, un sonido bastante nítido y unas letras cargadas de crítica social, nos mostraron  la mejor manera de animar al público al comienzo de un festival. Al final de los cuarenta minutos aproximadamente que estuvieron en el escenario, parecía que habían estado veinte.
Quedaban seis actuaciones por delante, pero pintaba bien la jornada. El primer 'plato' había tenido buena aceptación y había logrado empezar a calentar a los asistentes y a los que iban llegando.


Eran casi las siete y Corchea Crew dejaba su sitio sobre el escenario a La Otra Orilla, del pueblo salmantino Santa Marta de Tormes. Un interesante trío que intentó desde el primer momento mover al público. Dieron en todo momento un concierto de lo más digno y siguieron animando el ambiente. Tuvieron detalles especiales como una reivindicación de la lucha feminista, un gesto con el rapero Valtonyc por su encarcelamiento y palabras sobre la libertad de expresión y la industria musical actual.


Llegaba el turno de Bicho pal Monte. Eran las siete y media y la banda salmantina 'asaltaba' el escenario con la idea de hacer vibrar al público a golpe de punk rock. Tocaron más o menos cuarenta minutos y dejaron muy buenas sensaciones con su directo.
Sonido bastante cañero con buenas guitarras y un bajista bastante activo. A destacar la buena química entre el cantante y el público y la contundencia de la batería. Una sincronización perfecta que hacía que todo sonara de la mejor manera posible. Alternaron temas propios con versiones y enseguida se ganaron al público.
De hecho, en algún tema, cambiaron una de las guitarras por un saxofón y ocasionaron el primer 'pogo' del día. Gran concierto el que dieron. La fiesta empezaba a coger forma.


Era el turno de Looder, el maestro de ceremonias del festival que, según decía, llegaba con retraso por temas laborales. Con Beat box y un micrófono consiguió animar un poco el ambiente con su monólogo de unos veinte minutos.
Resulta entretenido y constituye algo original, diferente. Una buena aportación al festival. Este tipo de cosas hay que reconocérselas a la organización, pues revelan que están pendientes de todos los detalles.



Volvía la música al escenario de la mano de uno de los platos fuertes de la noche y una de las bandas más esperadas. Nada menos que los locales 7 Kilos. Uno de los grupos de referencia a nivel nacional en su estilo, una curiosa, aunque pegadiza y contundente mezcla de metal y hip hop.
Empezó el Dj a solas y la reacción del público no se hizo esperar. Había ganas de verlos en directo de nuevo y se notó en todo momento. Por fin, subieron al escenario los demás y comenzaron con su recital. Aquello se convirtió en una 'caldera'. Un metal bastante pesado y potente mezclado con un rap reivindicativo que hizo que la sala se llenase del todo en pocos minutos. Bases perfectamente cuidadas y sonido duro de bajo, batería y guitarra. Hubo algún problema técnico, pero la gente apenas se enteró de ello.
Increíbles. Muy buena conexión con el público además. Demostraron en todo momento por qué están alcanzando la consideración que tienen.


7 Kilos había dejado bastante alto el pabellón y caldeado el ambiente. Era el turno de Mosh, la única banda de fuera de la comunidad que tocaba en el festival. Y, la verdad, es que mantuvieron el nivel sin apenas sudar. Dieron la talla y con creces.
Los navarros, con un estilo que apostaba más por las voces agudas, las guitarras potentes y la batería contundente, tuvieron una sonorización prácticamente perfecta y continuaron el trabajo realizado por las bandas anteriores. Es una banda que suena genial y que tiene un feeling especial con el público. Muy buena actuación en la que, además, no faltaron reivindicaciones a favor del feminismo.
Merecen la pena.


Era casi medianoche y el festival estaba llegando a su fin. Sin embargo, todavía quedaba presenciar el concierto de una de las mejores bandas de death metal del territorio nacional. 
Hacia las 23:55 horas, Kritter saltaba con todo el equipo dispuestos a 'comerse' el escenario y a demostrar por qué es una de las bandas más aclamadas por sus directos. Con una performance inicial, aumentaron las ganas de los asistentes. Cuando comenzaron a tocar, la sala estaba rendida a sus pies al poco tiempo. 
Batería rápida, guitarra y bajo potentes y con un sonido pesado y los 'mil y un' registros de 'Gabe' a la voz fueron suficientes para tomar una sala que ya tenían ganada con su presencia. Es todo un show ver a Javi, su bajista, dar saltos por todo el escenario, desprendiendo una energía impensable en una persona. Tal era el feeling de la banda con el público, que incluso 'Gabe' se animó a bajar del escenario a cantar con los asistentes al concierto. 
Un concierto bestial de Kritter que supuso el colofón perfecto a una jornada perfecta de hip-hop, punk y metal.      


Lo mejor del festival: ¿Acaso hay algo que no lo sea? Habrá que quedarse con la iniciativa. Poder ver siete actuaciones de este nivel por un precio tan irrisorio es 'culpa' de la organización. Es un festival que va creciendo poco a poco y que está haciendo un favor tremendo a la música. No sólo a la música local, también a la nacional.
Podemos hablar del fantástico nivel que dieron las bandas sobre el escenario, de la alegría que provoca ver a tanta gente en una sala para escuchar un concierto -no digamos seis-, pero lo justo es dedicarle este apartado a la apuesta de la organización de este festival que, creciendo poco a poco, demuestra que sí hay futuro y sí hay en qué creer. Chapeau!

Lo peor del festival: Si acaso, lo menos bueno del festival, ya que peor implica algo malo. Lo rápido que se pasaron las primeras actuaciones. Tuvimos tres actuaciones de una hora y otras tres de cuarenta minutos. En muchos casos, es difícil no quedarse con ganas de más.


Si no conoces a Kritter o quieres saber más sobre la banda, entra aquí.
Si no conoces a 7 Kilos o quieres saber más sobre la banda, entra aquí.

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